jueves, 29 de julio de 2010

Los 'correbous' y las peleas de gallos son actos bonitos y pacíficos

La infamia catalana continúa. De verdad, felicidades al nacionalismo catalán, lo reitero. Quién se lo iba a decir: victimismo estúpido con el tema Estatut, con charnegos Estocolmo-style llorando por la independencia ante los ataques (?) españoles (??), esa falta de comprensión y demás chorradas insufribles e iletradas (esa absoluta necedad sobre la existencia y fines del Tribunal Constitucional). Ahora eliminan las corridas en Barna. Si quieres hacer algo tan corriente como ver una corrida de toros, a partir de 2012 deberás irte a Zaragoza o a Castellón. La vuelta del espíritu de Perpiñán. Ahh, no hay nada como unos buenos nacionalistas-ecologistas-animalistas-feministas-sindicalistas (táchese la que proceda en cada momento, son los mismos) para rememorar tiempos pasados. Prohibiendo, tan españolamente...

Agustín Díaz Yanes, izquierdista y taurino por igual, dice que va a dejar de votar al PSOE, por primera vez desde 1977, por este tema. Más allá de la frivolidad que se le critica, por ser este tema el que le desencante con ZP, me parece interesante fijarnos en gente como el director de cine. Gente que durante la dictadura a causa de sus ideas lo pasaron mal y fueron perseguidos y azuzados por el régimen y los fascistas (en su caso fue así, me consta), y cuando se creen que están en democracia (e incluso gobiernan los suyos), les siguen prohibiendo cosas y jodiéndoles la vida. No deben de entender nada. Dolidos y sin entender.

Por cierto, que el caso catalán no es primigenio. Es calcado del canario, donde en 1991, una ILP de animalistas (recuérdense las otras fachadas del nacionalista-ecologista, etc.) acabó con las corridas de toros, pero no con las peleas de gallos (!). Las peleas de gallos son muy pacíficas, al parecer. Como los correbous, paletadas barretineras llevadas a cabo mayoritariamente por borrachuzos, donde se maltrata al animal sin propósito artístico alguno. Pero ambas tradiciones tienen algo común, que los toros fatalmente no tienen: que son del terruño, y sólo del terruño. De la taifa. De la nación, como llaman ellos a su pueblo y alrededores. Mientras que los toros se percibe como algo español, es decir, no exclusivo de ellos (ni excluyente). Y, ay amigo, eso sí que no puede ser.

Recomendados:
Artículo de Arcadi Espada de dic. de 2009. Muy recomendable la historia de Antonio de Campmany, diputado catalán en las Cortes de Cádiz, o la comparación entre Ruiz Zafón y Montaigne.


PS: No me han gustado nunca los toros, me aburren soberanamente, y además creo que desaparecerán casi en su totalidad en 20-30 años, por simple reemplazo generacional (los aficionados se mueren, son viejos la mayoría). La defensa, por tanto, no procede de ningún qué hay de lo mío, aunque creo que ello quedaba evidente. Por si acaso.

martes, 27 de julio de 2010

Ole por La Tribuna de Toledo!

Portada de La Tribuna de Toledo, martes 27 de julio de 2010.



Me imagino al pobre concejal, pegado a la vía, o a una pared. Pasando el tiempo sufriente. Seguro que casi prefirió que le hubieran pegado.